El icónico Chevrolet Corvette ya tiene octava generación, con un planteamiento un tanto peculiar que le permite diferenciarse de absolutamente todos los modelos anteriores. El deportivo americano por excelencia llega en esta nueva interpretación con carrocería coupé y convertible.

Lo primero que llama la atención de su nuevo diseño exterior es su estilo más afilado y refinado. El frontal está protagonizado por un grupo óptico delgado con un parachoques de grandes entradas de aire centrales y laterales.

La vista lateral nos permite visualizar líneas marcadas y deportivas con dos grandes entradas de aire y una sección posterior más alargada de lo normal. Sus llantas, de 19 pulgadas delante y de 20 pulgadas detrás, van acompañadas de grandes pasos de rueda.

En la zaga destacamos un alerón fijo, un grupo óptico LED y un difusor con salidas de escape integradas.

Un detalle interesante es su configuración de techo, tipo targa, que se puede remover para dejar al aire su cabina, además de ofrecerse también con opción de carrocería convertible.

El interior del Chevrolet Corvette también es completamente nuevo, caracterizado por un volante de dos radios totalmente nuevo y un cuadro de instrumentos completamente digital de 12 pulgadas. A la derecha del volante se integra una pantalla táctil para el sistema de información y entretenimiento de estilo flotante.

Destaca el uso de la fibra de carbono y el aluminio, el cuero de sus asientos con estilo muy deportivo, la consola central descendente con mandos integrados y un sinfín de equipamiento.

En cuanto al apartado mecánico, posee un chasis monocasco de fibra de carbono que soporta en el eje central un motor LT2 V8 de 6.2 litros y aspiración natural que entrega 497 CV de potencia y un par de motor máximo de 630 Nm.