El Rolls-Royce Wraith es el coupé de la marca de lujo británica. El diseño exquisito del Wraith ha conseguido aunar perfectamente los genes arraigados a la marca desde el principio de su historia con un carácter un poco más juvenil y deportivo. Sin embargo, no ha renunciado a un ápice de exclusividad y lujo.
El carácter deportivo que desprende precisaba de un motor a la altura. Se ha montado el habitual bloque V12 de 6.6 litros ayudado de dos compresores, ofreciendo en este caso una potencia de 624 CV.
En el interior se mantienen los estándares de la marca. Cada rincón del habitáculo está completado con materiales y piezas especiales que han sido tratados y ensamblados a mano. A lo artesano se une la tecnología, con una pantalla de 10,25 pulgadas e innumerables sistemas tecnológicos. El equipo de sonido con el que cuenta dispone de 1.300 watios que se transforman para nuestros oídos a través de 18 altavoces repartidos.
Es un coche mucho más imponente en vivo, con detalles exclusivos como una calandra ligeramente colocada hacia el interior del coche o las enormes llantas de hasta 21 pulgadas. Especialmente es característica su imagen lateral, en la que desaparece el pilar B gracias a la apertura en el sentido opuesto al tradicional, al más puro estilo 'suicide doors', lo que permite un acceso más sencillo tanto para los ocupantes de las filas delanteras, como para los de las traseras.