La gran flota de taxis eléctricos de Barcelona en los 40
Con todo esto del coche eléctrico todo el mundo se piensa que son una novedad, pero la realidad es que no lo son. Como ya os contamos en nuestro blog hace poco, en la antigüedad ya tuvo su boom el coche eléctrico y acabó muriendo lentamente por la irrupción de los motores térmicos.
¿Sabías que en Barcelona operaban taxis eléctricos en 1943?
En la época de la postguerra, más concretamente en Barcelona, existía una gran flota de taxis eléctricos. De hecho, lo más sorprendente es que usaban un sistema de baterías intercambiables, una solución que 80 años después están empezando a utilizar algunas marcas, como Fisker en su nuevo SUV, el Ocean, o el Nio ES8.
Lo cierto es que el coche eléctrico es casi tan antiguo como el propio automóvil, y de hecho, en un primer momento, fueron incluso más populares que sus homólogos de combustión, ya que no hacían ruido, ni producían vibraciones, y al tener una mecánica más simple, sufrían menos averías.
Sin embargo, la invención del motor de arranque y la evolución tecnológica hicieron que los motores térmicos mejorasen mucho en su funcionamiento. Fue así, con la evolución del motor térmico, como murieron los coches eléctricos, los cuales padecían dos problemas muy sonantes, también, a día de hoy: La autonomía, y los largos periodos de espera para recargar la batería.
Las baterías intercambiables
Sin embargo, en Barcelona, existió una flota de taxis eléctricos con un sistema de recarga de baterías bastante curioso, lo que les permitía cargar los vehículos en muy poco tiempo. Se trataba de un sistema de baterías intercambiables bastante simple, y sobre todo, muy rápido.
Tres operarios ayudados por una pequeña grúa desmontaban el frontal para extraer la batería a punto de agotarse y la cambiaban por una nueva y cargada al completo. Así, el taxi eléctrico podía continuar prestando su servicio sin tener que esperar en un punto de carga a recargar su vehículo durante horas. Un método bastante eficaz y rápido que ya existía hace 80 años.
Curioso, ¿verdad?